miércoles, 30 de julio de 2014

Lluvia de estrellas

Ayer no vimos una estrella fugaz.
Ni pudimos pedir deseos estelares.
Las estrellas se escondieron,
no tuvieron valentía para hacerse oír.
Se cansaron de cumplir deseos terrenales que se van perdiendo por el cielo.

Ayer miramos poco el cielo. Sólo de forma superficial.
No supimos ver las estrellas escondidas
ni las heridas que lucían en el oscuro manto de un cielo sin luna.

Quizá no merecemos que nos concedan más deseos,
pues los concedidos los desperdiciamos en lunas pasadas,
en estrellas apagadas, en heridas ocultas.

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