viernes, 29 de marzo de 2013

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Viendo que las cosas son incomprensibles y que el mundo parece estar cada vez más del revés refugiarme en las facetas de mi vida que fucionan son la mejor solución para seguir adelante.

Ser esclava de las hormonas, de la salud, de los productos sin gluten, no ayuda a continuar en esta rutina extenuante en la que vivo últimamente. A veces me gustaría dar al stop. Parar la película. Frenar y bajarme de este tren.

Pero no se puede.

Estoy agotada. Y no paro de decirme: un poco más, sólo un poco más.
He tenido que renunciar a muchas cosas últimamente...y creo que sólo es el principio de unos sacrificios que van a ir en aumento.
Cada vez tengo menos tiempo, menos salud, y menos dinero para disfrutar de las cosas que realmente me gustan.

Supongo que eso es la vida: renunciar y saber sobreponerse, saber seguir.
Y pese a todo es una de las etapas más felices de mi vida en otros aspectos. Pero parece imposible que todo vaya bien. Siempre va a haber cosas importantes que fallen. Cuando no es una, será otra. Es como un reto: a ver cuántas dificultades y complicaciones somos capaces de gestionar. Y lo peor es que, como en un videojuego, van subiendo de nivel.

No estoy mal. Sólo cansada. Sólo preocupada por no encontrar soluciones ni explicaciones. Y quizá un poco resentida con este mundo absurdo que obliga a las personas a ser infelices en pro de una economía y una sociedad cada vez más putrefactas.