miércoles, 30 de julio de 2014

La equitativa

A veces me da por mirar la parte de arriba de los edificios de mi ciudad...y siempre me sorprendo. Suelo hacerlo con relativa frecuencia, pero siempre hay detalles que previamente me habían pasado inadvertidos.
Hoy por ejemplo, en Paseo Independencia, me he dado cuenta de que uno de sus edificios reza: "La equitativa".
Soy una ignorante respecto a la historia reciente de Zaragoza, y lo primero que se me ha ocurrido (ilusa de mí) es que en un principio pudiera pertenecer a una caja de ahorros o algo por el estilo, por la idea de redistribución del dinero.
Investigando un poco he descubierto que perteneció a una compañía de seguros que se llamaba así, y que tenía lazos con una aseguradora estadounidense que terminó siendo AXA. Lo curioso es que además del nombre, el símbolo es una estatua que simboliza la justicia...

También me he fijado que El Corte Inglés ha cambiado el tipo de letra, o, como diríamos hoy, ha cambiado su imagen corporativa. Y que en medio de moles de edificios horribles todavía perviven pequeñas joyas modernistas dejadas de la mano de dios, y casas antiguas más humildes a medida que te alejas del centro. Cuando levantas la cabeza ves fachadas destartaladas y otras recién pintadas, ves restos de Los Sitios, de la arquitectura parlante de principios del siglo XX, del desarrollismo franquista, de los barrios de aluvión, de los excéntricos 70 y 80... Al fin y al cabo la historia de la ciudad también se plasma en su arquitectura, se plasman sus clases sociales, se plasma su esencia y su hipocresía, lo mejor y lo peor, lo refinado y lo burdo, las modas y las pervivencias. Sólo hace falta alzar la vista un poco más y escuchar a los ladrillos.

Por si alguien todavía no lo sabe, la fábrica Averly, historia viva de Zaragoza, va a ser destruida por un nuevo pelotazo urbanístico.
Habrá quien diga que es progreso y trabajo. Para mí es como el "botox" de las ciudades, las renuevan tanto que las vuelven inexpresivas, plastificadas, homogéneas. Es arrancarles las huellas que deja el paso del tiempo de golpe, y olvidar cosas tan tontas como que un día la estatua de la Justicia representaba algún valor, importante incluso para una imagen corporativa. Probablemente ayer, como hoy, sólo fuera eso: imagen.

Lluvia de estrellas

Ayer no vimos una estrella fugaz.
Ni pudimos pedir deseos estelares.
Las estrellas se escondieron,
no tuvieron valentía para hacerse oír.
Se cansaron de cumplir deseos terrenales que se van perdiendo por el cielo.

Ayer miramos poco el cielo. Sólo de forma superficial.
No supimos ver las estrellas escondidas
ni las heridas que lucían en el oscuro manto de un cielo sin luna.

Quizá no merecemos que nos concedan más deseos,
pues los concedidos los desperdiciamos en lunas pasadas,
en estrellas apagadas, en heridas ocultas.