jueves, 9 de febrero de 2012

Anhelando mi momento... obligada a improvisar

Y hoy es un día de tantos de esos en los que sientes que otra etapa se cierra...
Adiós Madrid, adiós.

No he conseguido hacerme a esta ciudad...
Tiene gente amable, muchísima oferta cultural, está muy viva...pero yo no he conseguido adaptarme.
Será que me he vuelto un animal de costumbres. Será que los últimos años me han transformado. Será que las últimas personas que llegaron a mi vida y otras que se fueron también lo han hecho. Será que estoy cansada de no reconocer ni reconocerme en los espacios.
Me gusta controlar las variables. Madrid es demasiado grande. Me gusta saber dónde voy y lo que puedo encontrar ahí. Para sorprenderme ya viajaré de manera puntual, pero en el día a día, me gusta más sentir los ambientes como "míos". Encontrar de vez en cuando caras conocidas y poder disfrutar de las pequeñas cosas de Zaragoza que siempre que he estado lejos he echado de menos.
Madrid es un mar de oportunidades efímeras...porque es un río de personas que están "de paso". Erasmus, prácticas, trabajo...en el fondo casi todos los que llegan, lo hacen con idea de "regresar", aunque al final muchos se queden en la capital. Yo llevo una vida encadenando relaciones "pasajeras" de todo tipo: de amistad, laborales, amorosas... y eso al final cansa. Encontrar una "estabilidad" no es fácil, y que ésta nos satisfaga roza el imposible.

Hasta el año pasado nunca me había planteado mi vida. Era una improvisación continua. Nunca me planteaba qué pasaría más allá. Qué esperaba de la vida. Cómo me gustaría que fuese...
No sé si fue la edad, o los acontecimientos lo que me hicieron intentar ver las cosas con otra perspectiva... Y hoy, que creo tener claro lo que quiero, siento que ya no sé volver a mi estado de improvisación.
Algunos considerarán esto como un paso más hacia la madurez, supongo. Está bien tener unos objetivos e intentar alcanzarlos.
Pero la cruz de esta moneda es que si las cosas no salen como a uno le gustaría...las decepciones son más grandes. Y no siempre podemos controlar todos los parámetros para que las cosas salgan como queremos. Ni en el terreno profesional, ni mucho menos en el sentimental. Menos todavía cuando a lo mejor exigimos demasiado.

Así que a veces añoro mi etapa de improvisación. Porque con la situación actual me ayudaría a no decepcionarme. Iría viviendo al día sin importarme lo que pasaría después...y así no me impacientaría, ni me desilusionaría cada vez que me responden que mi perfil encaja "perfectamente" pero que no hay dinero para contratarme. Que creen que me querrán en un futuro...

En un futuro...

Por lo que se ve, este no es mi momento... Pero me canso de esperar a que llegue, porque empiezo a dudar de si llegará algún día...