viernes, 28 de octubre de 2011

Desvaríos madrileños I

El otro día me enteré de que la mayoría de los altos cargos de las grandes empresas españolas tiene apellido compuesto. Y además muchos del mundillo de las consejeras bursátiles y similares son de Zaragoza.
No sé cómo podía dormir sin tener estas informaciones...
O sin saber que en el Banco Santander contratan a discapacitados para conducir minibuses que llevan a los clientes a los distintos edificios de una mini-ciudad que tiene en Madrid... O que también contratan a "mayordomos" para que les hagan los recados a los grandes ejecutivos y así ellos puedan dedicar 12 horas o más de su día a seguir pudriendo este mundo...

Lo más triste es que quienes me lo contaron lo veían como cosas positivas. Y más triste aún es que yo quiero a quienes me lo contaron, de hecho son familia mía, pero no soporto cuando hablan de estos temas. Y la putada es que siempre lo hacen...

Duele un poco ver que gente a la que has querido mucho, con la que has compartido mil experiencias, la sientes cada día más distante.
Es triste ver como personas a las que valorabas no ven más allá de su ambición profesional y su culto al trabajo. Me fastidia sentir cómo desprecian lo que yo hago sin darse cuenta de que yo desprecio lo que ellas hacen.

Y sin embargo seguimos teniéndonos cariño...
Son sensaciones muy raras.

Una ex-amiga mía lo ha dejado con su novio de 9 años. Es ex-amiga porque se produjo hace unos años un malentendido que llegó a mayores y ella terminó diciéndome por escrito "que no recordaba cuándo habíamos sido amigas, ni si alguna vez lo fuimos", (entre otras muchas lindezas). En el terreno de la amistad, creo que esa ha sido mi mayor decepción. Lo pasé muy mal porque además fue en un momento en que yo tenía a mis amigos como endiosados, como si fueran lo más importante de la vida, como si nunca me pudieran fallar. Ahí aprendí que todo, absolutamente todo en esta vida puede fallarte. El caso es que el otro día, cuando la ví...sentí ganas de decirle que contara conmigo si lo necesitaba. Es a lo que me refiero con sensaciones extrañas. Sé que me hizo muchísimo daño, nos distanciamos muchísimo, y sin embargo, no puedo evitar seguir teniéndole cariño. Aunque nunca lo reconozco.

Suelo ser de la firme opinión de que el rencor no lleva a ninguna parte. Y sin embargo yo tengo mucha memoria. No considero que el perdón sea lo mismo que el olvido. Yo perdono fácil, pero no olvido fácil. De hecho no me gusta olvidar. Me gusta recordar. Recordarlo todo, lo bueno, lo malo...todo. Todo lo que me pueda ayudar a entenderme mejor.

Opino que a veces las personas se paran poco a analizar sus actos. Es más fácil juzgar a los demás que a uno mismo. Y creo que para ser justos con los demás y con uno mismo, nunca está de más recordar, y recordar bien. Creo que el mundo iría mejor si hubiera más autocrítica, y si fuésemos más reflexivos.

Si todos esos super-ejecutivos que navegan en el mar de las finanzas reflexionasen más sobre sus actos, sobre las consecuencias que tienen, y sobre lo que están apoyando y manteniendo con su trabajo... Igual el mundo mejoraría. Pero claro, si trabajan 14 horas al día no les queda tiempo ni de reflexionar.
Y ver sus jugosas cuentas a fin de mes les hace sentirse orgullosos y nada culpables porque "se lo han ganado", se han "esforzado" día tras día en trabajar 14 horas. Es normal que tengan ese sueldo. Si los demás no lo tienen es porque son una "panda de vagos" que no quiere trabajar. Y con esa idea duermen cada noche con la conciencia tranquila y la sensación de estar haciendo las cosas bien.
Al fin y al cabo, las acciones no tienen cara, ni hijos, ni hambre. Y ellos...no tienen tiempo de pensar.

De pensar que los nombres compuestos son herencia de la nobleza del Antiguo Régimen. Así que están contribuyendo a mantener esa plutocracia. De pensar que el Santander tiene ventajas fiscales por contratar a discapacitados y encima les sirve para dar "buena imagen". De ver que esos "mayordomos" como les llaman los ejecutivos, sólo los ayudan a que hipotequen sus vidas con la empresa, porque ya no llevan a los niños al colegio, ni el traje a la tintorería, ni hacen la compra...para eso está el "mayordomo" y así no tienen que ver las caras de las personas que están verdaderamente pagando esta crisis...
Ni tampoco se paran a pensar que las acciones de las multinacionales tienen el valor que tienen y las ganancias que tienen gracias en buena medida a explotar mano de obra barata en los países subdesarrollados, a deshauciar a la gente, a monopolizar semillas, o a miles de ejemplos en los que la ética se la pasan por el arco del triunfo precisamente porque los ejecutivos de dichas multinacionales no tienen tiempo (ni ganas) de reflexionar. Se limitan a trabajar 14 horas al día y a "hacer las cosas bien". Es decir, conseguir que su empresa obtenga los máximos beneficios. En eso consiste su trabajo.
Y luego miran por encima del hombro a "los vagos" que no queremos hacer su trabajo, porque preferimos poder pensar, vivir, y disfrutar aunque sea con menos ceros a fin de mes.


Si alguien de los que de vez en cuando se pasan por aquí, quiere pensar un poco, y cambiar las cosas quizá esta iniciativa sea un buen comienzo: http://demo4punto0.net/

jueves, 27 de octubre de 2011

Buscando coordenadas

Lo echaba de menos...
No puedo decir otra cosa.
Y llueve y hace frío, y tengo morriña de lo que un día llamé hogar. De las personas que lo componían. Y me canso de pensar para mis adentros y sólo reírme y llorar yo sola...
Y tengo que estudiar, y me aburro, y estoy hormonal perdida. Y tengo tos y mocos y mi compañera de piso no me deja nunca dormir...Y quiero llorar!! Buaaaaah!!
Y creo que me encanta quejarme...
Pero es que es uno de esos días fríos y oscuros en los que ves todo frío y oscuro...

Y quien me podría iluminar está lejos y quien me podría calentar...no quiere.
Y me canso de la incertidumbre.Y estoy exhausta de soñar por dos... Y me agoto de estar siempre de aquí para allá y de tener mi vida partida y repartida en mil lugares...
Así que mi laguna se convierte a veces en mi sistema de referencia, el único en el que siempre me puedo proyectar...para bien, o para mal. Con más o con menos libertad...