miércoles, 10 de marzo de 2010

PUZZLE

Soy una pieza de puzzle incómoda. De esas que no encajan en ningún sitio... Si no es por color, es por forma, y si no por contenido...
Viajo de lugar en lugar en manos de quien haga el puzzle -algunos lo llaman destino- conociendo piezas y paisajes con las que nunca termino de fundirme, para regresar después al montón de las inadaptadas.
Pero vuelvo cambiada. Sabiendo que aquello que conocí, los lugares donde intenté encajar, las piezas con las que me intenté ensamblar me transformaron. Me hicieron una pieza más grande, más profunda pero más compleja y escabrosa. Cada nuevo viaje, cada nuevo compañero de puzzle, alejará la posibilidad de asentarme en una zona de este mundo sintiéndome articulada armónicamente con todo lo que me rodea... Sé que siempre echaré en falta todas las zonas del puzzle que he ido conociendo. Incluso la libertad que te ofrece el situarte en el arsenal de las piezas raras, las que no casan, ni se casan, con nadie, ni con nada...
Es mi sino, supongo. Quizá quienes nacen ya encajados y sólo conocen la estabilidad y cotidianidad de su universo inmediato, sin capacidad de movimiento, sean más felices, o, por lo menos, capaces de componer una imagen con sentido en su acotado sector del gran puzzle.
Yo, sin embargo, seguiré transformándome al compás de mi vida, aceptando mi inadecuación a este puzzle, incomodándonos mutuamente, en todo este gran sinsentido.