miércoles, 5 de mayo de 2010

Muerte de un hada

Solía escribir en un cuaderno precioso con un boli en forma de hada.
El hada que escribía ha muerto. Murió del desuso. Del abandono en un cajón sin que nadie se acordara de ella.
Mientras lo que deseamos está siempre en nuestros pensamientos, lo que poseemos se olvida fácilmente...
Hoy no es momento de escribir. Hoy es momento de soñar. De fluir con mi hada allá donde se encuentre...
Se cansó de custodiar mi cuaderno de tristeza
Le arrollaron mis lágrimas y navegó al alegre mar...

Entre cascadas y simas,
cavernas, ramblas, meandros,
rías, deltas y marismas,
la brisa le está acunando.

Un día iré a buscarte.
Cambiaré cierzo por aire,
las estaciones por puertos,
Monegros por oleaje.

Iré persiguiendo un sueño,
ése en el que te escapaste.
Dime, mi hada, dime:
¿Dónde puedo ir a encontrarte?
Quiero que escribamos juntas:
que ya no somos de nadie;
palabras que sean risas,
risas que el tiempo no apague,
tiempo contado por lunas,
lunas de noches carnales.

Cántame y silba en el viento,
deja que pueda escucharte,
que me guíe tu alegría,
encontrarte es encontrarme.

Hada, no me abandones,
sigue alumbrando mis sueños.
Te sacaré del cajón,
olvidaré mis tormentos.
Vuela libre junto a mí.
Vuelve a esculpir mi cuaderno.

No hay comentarios: